Should we stop to breathe
as we open a parenthesis in the dream

 Four poems by Kepa Murua translated by Sandra Kingery. 

Escribir el Cansancio

by Kepa Murua

Porque tan díficil es desentrañar

lo que dentro sentimos como único,

nos encontramos abatidos en un vivir

donde no se celebra nada

más que el abandono.

Porque tan díficil es explicar

lo que solo a nosotros nos pasa

el cansancio acumulado nos vence

frente a la alegría de los otros.

¿A qué se debe esa incontinencia

por las palabras pronunciadas,

los gestos exagerados

y los abrazos múltiples?

¿Es que nos hemos vuelto locos

al querer ser felices a todas horas?

Es este modo de vida

que nos agota en el trabajo.

Que nos mata en casa.

Que nos aleja del mar como del amor.

De la lluvia fina como de la ternura.

De la hierba como de la esperanza.

De un beso que se da a primera hora

como del cielo por la mañana.

Es este modo de vida rastrero

donde no se celebra nada más

que el abatimiento sereno

y el impertérrito aniquilamiento

de lo que nos rodea

el que nos lleva a escondernos en casa

y desaparecer en un mapa

donde el rastro de los hombres

sigue la estela perdida de los animales.

¿Para qué marcar un territorio

que nunca será nuestro?

¿Por qué dibujar una casa

con una chimenea y un caminito

que nos lleva a la escuela?

¿Un árbol que nos da sombra,

un sol que nos ilumina,

un pájaro que canta?

Y ¿para qué decir finalmente

esto es mío, esto es tuyo,

si no podemos salir de una senda

donde mirarnos a los ojos

como lo hace un gato a un punto fijo

o un tigre a un punto más cercano?

¿Volveremos a pasear de un lado a otro

de la jaula, de un lado a otro de la celda,

por sentir la necesidad del aire libre

en un espacio que se abre a nuestros pasos?

¿Deberemos detenernos a respirar

como abrimos un paréntesis en el sueño

que persigue la vida que queremos

mientras es el cansancio el que escribe

del amor que se confunde con el deseo,

la necesidad con la esperanza

o el miedo con el abandono?

Es el dibujo de los días de la infancia

al no ver el verdadero significado

de lo que nos llama la atención.

El grito liberador de la juventud

al no entender lo que sucede

a nuestro alrededor.

El no encontrar las palabras precisas

—en el momento preciso—

eso que sentimos como único.

Y que solo a nosotros nos pasa.

 

Writing Fatigue

by Kepa Murua

Because it is so difficult to unravel

what we feel inside as unique,

we find ourselves despondent in a life

where nothing is celebrated

except abandon.

Because it’s so hard to explain

that which only happens to us

accumulated fatigue conquers us

in the face of others’ happiness.

What causes this lack of control

over spoken words,

exaggerated gestures

and multiple hugs?

Have we gone crazy

wanting to be happy at all times?

It’s this way of life

that exhausts us at work.

That kills us at home.

That distances us from the sea and from love.

From fine rain and from tenderness.

From grass and from hope.

From a kiss that’s given at first light

and from the morning sky.

It’s this servile way of life

where nothing more than serene dejection

is celebrated

and the undaunted annihilation

of all that surrounds us

which leads us to hide at home

and disappear into a map

where the route of men

follows the lost trail of animals.

Why mark a territory

that will never be ours?

Why draw a house

with a fireplace and a little path

that takes us to the school?

A tree that gives us shade,

a sun that lights our way,

a bird that sings?

And why say finally

this is mine, this is yours,

if we cannot leave a path

where we look each other in the eyes

like a cat does at a fixed point

or a tiger with a point that is closer by?

Will we once again stride from one side of the cage

to the other, from one side of the cell to the other,

because of the need for fresh air

in a space that opens at our feet?

Should we stop to breathe

as we open a parenthesis in the dream

which pursues the life we want

while it is the fatigue that writes

about love that’s confused with desire,

need with hope

or fear with abandonment?

It is the sketch of the days of childhood

when not seeing the true meaning

of what attracts our attention.

The liberating shout of youth

when not understanding what’s happening

around us.

Not finding the precise words

—at the precise time—

that which we experience as unique

and that only happens to us.  

translated from Spanish by Sandra Kingery
more>>

Escribir el Aniversario

by Kepa Murua

Si todas las fechas

son un número en el calendario

no todos los días pasan iguales

como no pesan lo mismo

una lágrima sincera

y un falso jadeo.

Creíamos haberlo vivido

o creíamos haberlo olvidado

pero pasada la tormenta

la vida persigue el recuerdo

cuando se cruza una persona

y se dispara el corazón

en un suspiro certero.

Este era un día como otro.

Un día sin importancia.

Pero se envolvía de una luz

efímera en la que creíamos

y con la que brindábamos

para no desfallecer

y seguir adelante.

Y lo hacíamos con un beso

y dos copas que chocaban

muy suave.

Se diría que era eterno.

Se podría decir

que así como nadie

daba un duro por nosotros

nadie se atrevería a romperlo.

Pero, ya ves, la vida tiene esa doblez

que nos espera entre los días

que se marcan o se borran en la pared

para guardar los momentos felices

como se intenta enterrar en la memoria

los que tanto daño nos hicieron.

¿De qué estamos hablando?

¿Del amor?, ¿de la ternura?,

¿de la amistad hecha añicos?

¿De algo que fue real y no queda?

¿Y de qué hablábamos mientras tanto

cuando los números pasaban

a nuestras espaldas su peso vacío

y las palabras en minúsculas

las escribíamos más grandes

para que se dieran importancia

y nos escucharan un poco más lejos?

Escribir del aniversario no es fácil.

Escribir del ritual que como títeres

nos lanza al centro del calendario

no es sencillo. Algunos lo relacionan

con la muerte de sus seres queridos.

Otros con pérdidas que se confunden

con hallazgos. Pero unos y otros

—como los días que se borran

o aquellos que se marcan en rojo—

no pueden volver a vivirse

por más que una persona nos recuerde

un día señalado que nos parecía

más importante que la propia vida.

En una fecha así donde ya no queda

aquel sentimiento que nos hace chocar

contra todos —a veces suave

y otras muy duro—

habla el cuerpo entregado

a un tiempo imposible de olvidar.

 

Writing the Anniversary

by Kepa Murua

If all dates

are a number on the calendar

not every day passes by the same

just as a sincere sob  

and false breathlessness    

do not signal equivalence.  

We thought we had lived it

or we thought we had lost it

but once the storm passed

life pursues memory

when you cross paths with a person

and your heart pounds

in an unerring sigh.

This was a day like any other.

A day without importance.

But it was wrapped in an ephemeral

light in which we believed

and with which we toasted

so as not to collapse

and to continue onward.

And we did so with a kiss

and two glasses that clinked

very softly.

You could say it was eternal.

You could say

that just as no one

believed in us

no one would dare break it.

But, as you see, life has that duplicity

that awaits us between the days

that are marked or erased on the wall

to save the happy moments

as we try to bury in our memory

those who caused us so much damage.

What are we talking about?

About love?, tenderness?

friendship smashed to bits?

About something real that no longer remains?

What were we talking about in the meantime

while the numbers passed

their empty signal behind our backs

and we wrote

the lower case words bigger

so they were given more importance

and we would be heard a bit farther out?

Writing an anniversary isn’t easy.

Writing the ritual that throws us

against the center of the calendar like puppets

is not easy. Some relate it

to the death of their loved ones.

Others with losses that are confused

with discoveries.  But all of them

—like the days that are erased

or the ones marked in red—

cannot be lived again

no matter how much a person reminds us

of a noteworthy day that seemed

more important to us than life itself.  

On a date like that when there is no longer

that feeling that makes us collide

against everyone—sometimes gently

and others very hard—

the body that is dedicated to a time

impossible to forget resounds. 

translated from Spanish by Sandra Kingery
more>>

Escribir el Recuerdo

by Kepa Murua

Estoy sentado sobre mis recuerdos.

La colcha azul de la cama.

La alfombra roja y el silloncito

también de color azul

al lado de la ventana con dos puertas

que miran al balcón.

El lugar ha cambiado tanto

que no lo reconozco.

No encuentro el camino del colegio.

No encuentro la entrada del cine.

Por no encontrar no encuentro

ni el número ni el nombre de la calle.

Parece un ojal en el bolsillo de la chaqueta

la casa que se esconde.

Debería, tal como lo hace él

a la hora de vestirse, llamar

a alguien y pedir ayuda.

Preguntar por dónde queda

la fábrica de dulces.

Por dónde la plazoleta.

Por dónde la callejuela

que da a la vía.

Todavía puedo escuchar

el ruido del tren en mi cabeza

y sentir cómo a su paso

se mueven los objetos de la casa.

Cómo se desliza la lámpara

o cómo cruje el suelo con su peso

en aquella caja de zapatos

tan cerca de los raíles.

Pero como se anuda una corbata

después de veinte años

he de recordar más:

el ruido de las escaleras en mi habitación

cuando alguien bajaba a saltos

hasta llegar al portal.

El cielo blanco del invierno.

O el azul íntimo del verano.

Y la primera langosta que me enseñó mi madre

o el primer gato callejero que se me acercó

en la terraza.

Los rosales de la terraza.

Un viejo coche a pedales con el número trece.

Siempre me ha gustado este número

creo que me da suerte.

Recordar mientras se viste

tiene esas cosas:

suena el reloj de la salita.

Está cerrada la tapa del piano

pero la vida sigue su rumbo

en medio de la muerte

que nos espera a la vuelta de la esquina.

Ojalá cuando llegue me encuentre vestido

soñando que recuerdo

esas cosas que creía olvidadas.

Ojalá me encuentre dormido

aun con la memoria perdida.

 

Writing Memory

by Kepa Murua

I am sitting upon my memories.

The blue bedspread.

The red carpet and the chair

that was also blue

next to the window with two doors

that look upon the balcony.

The place has changed so much

I don’t recognize it.

I can’t find the street to the school.

I can’t find the entrance to the cinema.

I find so little I can’t even find

the number or the name of the street.

The hidden house

looks like a buttonhole on the pocket of a coat.

I should, like he does

when it comes to getting dressed, call

someone and ask for assistance.

Ask where

the sweet shop is.

And the little plaza.

And the alleyway

that leads to the avenue.

I can still hear

the sound of the train in my head

and feel how things move at home

when it passes.

How the lamp slides over

or the floor creaks with its weight

in that shoebox

so close to the rails.

But as one knots a tie

after twenty years

I must remember more:

the sound of the stairs in my room

when someone was bounding

all the way down to the entrance.

The white sky of winter.

Or the intimate blue of summer.

And the first lobster my mother showed me

or the first alley cat that approached me

on the terrace.

The rose bushes on the terrace.

An old pedal car with number thirteen.

I’ve always liked that number

I think it makes me lucky.

Remembering while you get dressed

has those things:

the clock in the sitting room sounds.

The piano lid is closed

but life continues on

in the midst of the death

that awaits us around the corner.

I hope when it arrives it finds me dressed

dreaming that I remember

those things I thought forgotten.

I hope it finds me sleeping

with my memory still misplaced.

 

 

translated from Spanish by Sandra Kingery
more>>

Escribir de Pie

by Kepa Murua

Escribir de pie

es escuchar una música

mientras balanceas el cuerpo

de un lado a otro.

No se puede caminar rápido.

No se puede descansar al máximo.

No se puede mirar a los ojos

ni tocarse con la mano

la barbilla desde el pecho.

Es olvidar lo que tienes entre manos.

Pasear por las voces del desierto

en las arenas de la duda.

Decir es así la vida

que nos mantiene pegados al suelo.

Escribir del amor

cuando piensas en el abandono.

Del abandono

cuando piensas que cada día que pasa

estás más solo.

Es no hacer muchas preguntas

y responder con tus ojos

a lo que ves alrededor

como un viaje inacabado

a cámara lenta.

Es sentir el frío

en medio del verano.

Cubrirte con un sombrero

que oculta los rayos de luz de tus ojos

y dibujar un sol

en medio del océano

que baña con tus pies

y en una milésima de segundo

lo que queda del desierto

en la palma de la mano.

Es pasear por las arrugas de la piel

como se hace en la arena

con los pies descalzos muy lento.

Retocar sus venas

si escribes del amor

y no lo vives de lleno.

Aligerar las penas.

Liberar sus candados

con el orgullo de ser el mismo

aun pareciendo distinto.

Escribir de pie

es como hacerlo dormido

sin saber que estás vivo.

Como dejar el enredo del mundo

en el fondo de los sueños.

Pero es hacerlo

con la cabeza alta

y diciéndole a la vida

que aunque disfrace su belleza

en melancolía y aspereza

tú estás allí

para descifrarla

con el fin de pasear por sus calles

con una invisible bicicleta

en el fondo de una canción

que se escucha desde una ventana abierta.

Es hablar diferente

mientras se corre despacio.

Escuchar de otra manera.

Sentir lo que se vive muy dentro.

Sentirse libre.

Y quitándose la venda de la cabeza

volar muy alto.

 

Writing While Standing

by Kepa Murua

Writing while standing

is listening to music

while swaying your body

from side to side.

You can’t walk quickly.

You can’t rest fully.

You can’t look into someone’s eyes

or touch with a hand

your chin from the chest.

It’s forgetting what you have in your hands.

Strolling through the voices of the desert

upon the sands of doubt.

Saying life’s like that

that keeps us glued to the ground.

Writing about love

while thinking about abandonment.

About abandonment

when you think that every day that goes by

you’re more alone.

It’s not asking many questions

and answering what you see around you

with your eyes

like a partial voyage

in slow motion.

It’s feeling the chill

in the middle of summer.

Covering yourself with a hat

that hides the rays of light from your eyes

and drawing a sun

in the middle of the ocean

that bathes with your feet

and in a millisecond

what remains of the desert

in the palm of your hand.

It’s walking along the wrinkles of the skin

like one does in sand

very slowly with bare feet.

Touching up its veins

if you write about love

and don’t live it fully.

Lightening the sorrow.

Freeing its chains

with the pride of being the same

even while appearing different.

Writing while standing

is like doing so sleeping

without knowing that you’re alive.

Like leaving the muddle of the world

in the depth of your dreams.

But it’s doing it

with your head held high

and telling life

that even if it disguises its beauty

in melancholy and brusqueness

you are there

to decipher it

in order to stroll down its streets

with an invisible bike

in the depths of a song

that you hear from an open window.

It’s talking differently

while running slowly.

Listening in another way.

Feeling what is lived very deep inside.

Feeling free.

And after taking the blindfold off

flying very high. 

translated from Spanish by Sandra Kingery
more>>